Algo que está muy extendido dentro del mundo del vino y que yo creía que estaba muy claro que era, es qué es una cata a ciegas. Pero realmente me he sorprendido cuando hace poco dos personas me dijeron que iban a asistir a una cata de este tipo y ambas me la describieron de la misma forma: ‘vamos a beber vinos con los ojos vendados’.
Visto esto creo que, aunque de forma breve, debemos de ver lo que realmente es una cata a ciegas para no llevarnos a equívocos.
Una cata a ciegas es una degustación de vinos que se nos van a presentar sin ningún tipo de rasgo, características o identificación que nos pueda facilitar ni el tipo ni la procedencia de vino que tenemos delante. Para ello se suele enfundar la botella y los vinos se nos van sirviendo en las copas cubriendo la misma.
Cata a ciegas persigue el que los catadores no se dejen influir por cosas como el lugar de procedencia, la añada a la que pertenece, incluso la marca que, en muchas ocasiones condiciona y mucho la cata de un vino.
Mucha gente ahora asiste a catas o cenas maridadas con catas, en las que se realizan a oscuras o bien con un pañuelo que tapa los ojos. Aquí los que estamos a ciegas somos nosotros, por eso la tendencia de muchos a decir que eso es una cata a ciegas. Pero realmente, lo que se conoce como tal, es aquella cata en la que se produce la ocultación total del vino que vamos a probar. Estas últimas que hemos indicado son más catas sensoriales, en las que nos tapan la vista para que podamos despertar y agudizar más nuestros sentidos.
