Hoy en nuestra sección sobre vinos y varietales nos detenemos en la Malbec, también conocida como Cuna, Cahors, Auxerrois o Malbeck.
Estamos ante una uva tinta, de piel muy oscuro, que tuvo su origen en el suroeste de Francia (en concreto el área alrededor de Cahors, de ahí uno de sus nombres por los que es conocida), pero que donde ha conseguido su máximo esplendor y reconocimiento como elaboradora de excelentes vinos ha sido Argentina, donde por ejemplo la zona de Mendoza en un par de décadas se ha puesto a la cabeza mundial en el reconocimiento a la calidad de sus vinos.
La Malbec normalmente madura a mediados de la temporada de crecimiento y produce uvas pequeñas, de colores intensos. La Malbec francesa tiende a ser más carnosa, rústica y tánica, mientras que la que se produce en Argentina es más rica, madura, toques a mermelada y más jugosa. A ambos lados del Atlántico, los vinos Malbec son generalmente envejecidos en roble para mejorar la estructura del vino y potencial de envejecimiento.
Las vides de Malbec argentinas producen una amplia gama de estilos de vino. En altitudes más bajas, las pieles de esta ubva son más delgadas y de sabor a la fruta suave ideal para rosados y tintos producidos con maceración carbónica.
En las faldas de las montañas de los Andes, la variedad se desarrolla una piel más gruesa y una concentración más profunda de sabor. Los vinos de estas altitudes son más aromáticos y tienen intensidad en nariz y boca, un color vibrante y se encuentran entre los más respetados de todos los vinos de América del Sur.
En Argentina nos encontramos aun con viñedos más altos como los de la provincia de Salta provincia que alcanzan una altura de 3.000 metros sobre el nivel del mar (de los más altos del mundo), donde nos encontramos vides da Malbec y de la varietal blanca Torrontés.
Cierta presencia también de esta varietal la hay en California, en Australia o Nueva Zelanda, en estas dos últimas zonas se mezcla con Merlot de forma habitual.
