Mejores vinos del 2015 para el equipo de Recetum 3
Maridajes

¿Qué queremos decir con escoger un vino ‘flexible’ para una comida o cena?

Cuando tenemos que escoger un vino para una comida o cena, muchos son los factores que hay que tener en cuenta para elegir el vino ideal.

No es lo mismo el escoger un vino para un plato solamente que escogerlo para toda una comida o cena en la que por ejemplo hay entrante y dos platos ya que, como sena estos, el maridaje se complica. Otro factor a tener en cuenta es el tipo de comensales que tienes delante. Saber sus gustos se nos antoja importante para no cometer errores. Según sea el tipo de comida o cena, más informal o seria, influye también el tipo de vino a elegir.

Y estos son solo algunos ejemplos de factores que determinan el tipo de vino. Por este motivo se suele decir que lo mejor para no equivocarse es escoger ‘vinos flexibles’.

Lo que define a un vino flexible de otros es aquel tipo de vino, ya sea blanco o tinto, que invita al comensal a seguir probando otro bocado de su plato dando igual cual sea este. Es decir, no se busca el potenciar ningún sabor presente en los platos, sino animar el paladar de los comensales a seguir comiendo y maridando.

Hay vinos que se beben en todo el mundo que son mejores para un tipo de recetas que para otros, pero en sí no son flexibles a una comida o cena de cualquier tipo. Un ejemplo es el Chardonnay, de los blancos más bebidos en el mundo. Su estructura como vino lo hace un vino denso, untuoso en boca, como si se masticase. Con algunas recetas de carnes blancas o pescados, puede ser excelente, pero como vino exclusivo para toda una comida de entrante y dos platos se nos antoja un vino que puede cansar.

Por eso nuestra elección sería otro vino que nos pegaría mejor con todo. Vinos como los Sauvignon Blanc o los Riesling secos alemanes, tienen un toque de acidez muy limpio. Siempre que se tome un sorbo, invitan a seguir comiendo y bebiendo. Si nos decidimos por un vino blanco flexible, cualquiera de esos dos podríamos escogerlos para todos los platos de una comida o cena y, puede que no sea el maridaje perfecto, pero no nos equivocaremos.

Si vamos a los vinos tintos, tiraremos por los mismos derroteros. Vinos con buena acidez, un Chianti, un Borgoña o un Pinot Noir más de los norteamericanos, so vinos ideales para todos los platos. Si no queréis estos, el escoger un vino con buena presencia de fruta y con pocos taninos, también es una buena elección de vino flexible dentro de los tintos.