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Borgoña pionera en lanzar al aire partículas de yoduro de plata para prevenir fenómenos atmosféricos adversos para los viñedos

Chateau Clos de Vougeot – Borgoña

Borgoña pionera en lanzar al aire partículas de yoduro de plata para prevenir fenómenos atmosféricos adversos para los viñedos

Borgoña pionera en lanzar al aire partículas de yoduro de plata para prevenir fenómenos atmosféricos adversos para los viñedos. Para ello se emplearán 125 pequeños cañones.

Serán empleados no sólo para reducir el tratamiento y el impacto ambiental, sino también para proteger las preciadas uvas de devastadores fenómenos atmosféricos como por ejemplo el granizo.

Este sistema además supone reducir los costos en comparación con los métodos «tradicionales», como las redes. Se quiere verlo como un escudo «contra el granizo» por medio de la «siembra técnica nube», ya que desde 2001 se ha repetido en varias ocasiones este fenómeno provocando auténticas catástrofes para sus viñedos.

El promotor ha sido ANELFA – Asociación Régionale d’Etude et de Lutte contre les FLEAUX Atmosphériques en Bourgogne. La colocación será de un generador de partículas cada 10 kilómetros, según indica dice el presidente ANELFA Thiébault Huber.

Se trata de una solución que ya se está utilizando en zonas como Burdeos, pero nunca de forma tan sistemática y con tanto alcance. Desde 2014 ya se han cubierto 15.000 hectáreas, pero en junio de 2017 estarán ya todas las 42.000 hectáreas dedicadas al cultivo de uva para la elaboración del vino de Borgoña, incluidos áreas de Maconnais, Beaujolais y Chablis.

Con todo y con eso, es un sistema que tiene éxito en un 50% de las veces, pero no deja de tener grandes ventajas en frente a los métodos tradicionales.

En el lado de los costos, ya que se estima que para cubrir una hectárea con redes antigranizo costará alrededor de 30.000 euros, mientras que el sistema de generadores de partículas costaría tan sólo 8 euros por hectárea, sin tener en cuenta el impacto visual, mucho menos invasivo en el segundo caso, teniendo en cuenta además que es una región que ve sus «climas» protegidos como patrimonio de la humanidad. Y también, no habría riesgos para la salud: estudios sobre el método, ya iniciados en 1974, indicaron que el impacto sobre el terreno es de 2 gramos de yoduro de plata cada 10 hectáreas por año, 100 veces por debajo de los límites por la ley.