Destruyen en China 13.000 botellas de vino español, equivalentes a 7 millones de yuanes (875.000 euros), pero ojo, destruidas en una plaza pública del centro de China, debido a que se estropearon durante su transporte desde España y la empresa distribuidora quería demostrar tras ello su compromiso con la calidad. Conozco yo un Consejo Regulador de una denominación de origen española que cuando se le pide un vino para un evento gastronómico manda el vino que se ha dañado. Podía haber hablado con los chinos para que le enviasen este vino que seguro que pronto le daban salida.
Esto es un ejemplo de cuidado y esmero por la calidad que se le da a los clientes. La destrucción se produjo en una de las principales plazas de Zhengzhou, capital de la provincia central china de Henan, donde ante una gran muchedumbre varios empleados de la distribuidora vaciaron las botellas, una a una, en una piscina hinchable.
La destrucción no se decidió por problemas de calidad original, sino porque durante el transporte a China, primero en barco y después en camión, hubo problemas de conservación de las botellas que afectaron a su sabor ya que se estropeó el sistema de refrigeración del camión que las transportó desde el puerto de Qingdao, a donde habían llegado en barco, hasta la misma ciudad de Zhengzhou, soportando durante unas 24 horas temperaturas superiores a 40 grados que mermaron su calidad. Aquí se las hubiésemos querido colar a alguien fijo.
Los responsables de la distribuidora china decidieron, al descubrir el problema, pedir a tres enólogos que analizaran la calidad del vino para ver si éste podía ser comercializado, y después de que los tres dieran un veredicto negativo, se optó por un acto público de destrucción.
«Qué despilfarro para un vino tan bueno… lo destruyeron sin ser falso, y la gente normal no iba a notar si el sabor se había visto afectado o no», comentó uno de los presentes en la vacanal.
