Costillas en salsa agridulce a la cerveza con champiñones al vino blanco 3
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Costillas en salsa agridulce a la cerveza con champiñones al vino blanco

Costillas en salsa agridulce a la cerveza con champiñones al vino blanco. Ya sé lo que estás pensando, si habremos bebido algo mientras hacíamos la receta, y lo cierto es que si.

Es una receta muy sencilla a la que hemos acompañado de un poco de arroz basmati vaporizado, ideal para ensaladas y guarniciones como es este el caso. Ojo con este arroz que para hacerlo se necesita una relación de 1 a 3 de arroz y agua.

Ingredientes para 4 personas de estas Costillas en salsa agridulce a la cerveza:

  • 800 gr-1 kilo de costilla fresca de cerdo
  • 400 gr de champiñones
  • 200 gr de arroz basmati vaporizado
  • una cebolla mediana
  • una cucharada de mostaza
  • una cucharada de miel
  • un vaso de vino blanco
  • una cerveza de 33 cl.
  • pimienta blanca
  • sal
  • 4 dientes de ajo
  • pimienta negra
  • hierbas provenzales
  • aceite
  • (opcional pimientos del piquillo para adornar)

Lo primero es cortar la costilla en trozos y quitarle la grasa. La salamos y echamos pimienta negra. Picamos uno de los dientes de ajo y se pone por encima junto a una pizca de hierbas provenzales.

En un sartén las vamos sellando de una en una con una pizca de aceite y las sacamos y escurrimos.

Ponemos un cebolla cortada en trozos en una fuente de horno y colocamos nuestras costillas con un centímetro de separación si se puede.

En un vaso ponemos la mostaza y la miel y revolvemos. Pintamos las costillas con esta salsa agridulce:

Metemos la fuente al horno precalentado a 180ºC. Echamos la cerveza en la fuente y dejamos unos 10 minutos. Al cabo de ese tiempo sacamos y damos la vuelta a todas las costillas. Tras otros 10 minutos realizamos la misma operación.

Mientras habremos puesto el arroz a cocer en relación de 1 a 3 las medidas de arroz y agua respectivamente, así como tendremos limpios y cortados los champiñones que salpimentaremos (pimienta blanca en la sartén con tres dientes de ajo picados y que, cuando empiecen a dorarse les echamos el vino blanco y esperamos a que se reduzca.

Y ya tenemos todo, solo queda emplatar como más le guste a cada uno. Nosotros nos hemos ayudado de pimientos del piquillo.

Recomendamos que no os perdáis el sabor de la cebolla tras salir del horno.