Vinos

Diferente imagen de los jóvenes franceses sobre el mundo del vino a la de los españoles

Diferente imagen de los jóvenes franceses sobre el mundo del vino a la de los españoles. Uno de los motivos que explica porque nosotros caemos en picado en el consumo interno y Francia no.

Recientemente se ha publicado el Estudio ‘Bayadères‘ en el que refleja na imagen positiva de los jóvenes franceses sobre el mundo del vino y todo lo que rodea a su cultura. Es más, posee una valoración o estatus por encima del resto de bebidas alcohólicas que se beben en ese país.

Se ve como un producto cultural y artesanal, de un modo tranquilizador, ya que es capaz de evocar el campo francés, ecología, tradición. El vino, en pocas palabras, es la propia Francia, es su cara tradicional, pero su ser anclado al pasado sigue generando interés entre los jóvenes, según lo revelado por el estudio citado.

‘El vino, entre los jóvenes franceses, es el pasado que está suspendido en el tiempo. Pocas veces he visto un aura que envuelva a un producto como esta en las investigaciones que he realizado’. Son palabras de Philippe Roblin supervisor del estudio a la web «Vitisphere». Aun así indican que a diferencia de la anterior generación, la generación del Milenio, al menos en Francia, no ha crecido con el vino todos los días en la mesa. Lo sorprendente es que para ellos es un producto menos de familia, pero siguen teniéndolo en esa aura.

El estudio matiza que los jóvenes entre 18 y 24 años son más al alcohol de máxima graduación y más barato. Eso es igual en todos los países creemos, pero en Francia, aun así, conserva esa aura cultural.

¿Qué ocurre en España?

Además del botellón tan habitual entre los jóvenes, igual que en Francia, la cultura del vino les es desconocida. Muy probablemente ha habido en España un doble salto generacional. El joven de 18 a 24 años no recuerda a su padre comiendo a diario con un vaso de vino. Si se acuerda de su abuelo.

El elemento cultural y tradicional en el vino ya no es un ejemplo en su casa. Se ha perdido interés. De esta pérdida se deriva la caída en picado del consumo y el ascenso de otras bebidas como es la cerveza.

El joven de entre 18 y 24 años en España ve el consumo de vino mayoritariamente como ‘cosa de viejos’. Ni lo asocia a tradición ni cultura ni a nada. No es de extrañar que no se tenga ningún tipo de respeto por la cultura del vino.

Esto es recíproco. El mundo del vino despreció a los jóvenes mucho tiempo. Se fijó en los padres y abuelos reflejados en los críticos de vinos ‘vacas sagradas’ en este país. Ellos mandaban y los bebedores obedecían. ¿Y ahora? ¿Alguien se cree que las ‘vacas sagradas’ de los críticos de vinos que tenemos son capaces de motivar a beber vino a un joven de 18 años?

Tenemos a las bodegas y a las DO’s como locas intentando captar entre los jóvenes a nuevos consumidores. Se inventan lo que sea y no se dan cuenta que eso no funciona. Todo lo que engloba al mundo del vino en este país huele a anejo, no a cultura o tradición como en Francia, sino a rancio. Y los culpables de que se haya llegado a esa situación son los mismos que quieren darle ahora solución.

Damos un consejo: si formas parte del problema, no puedes formar parte de la solución.