Las personas mayores si se benefician del consumo moderado de alcohol para su salud. Esto lo indica un estudio realizado en los USA y recién publicado en la revista de la Sociedad Geriátrica Británica, Edad y Envejecimiento. En el se plantea la idea de que el consumo de alcohol, especialmente de vino tinto, se asocia con menores niveles de inflamación, de enfermedades cardiovasculares y la fragilidad.
Los investigadores del Instituto Nacional sobre el Envejecimiento ponen de relieve una correlación estadística entre el consumo moderado y la disminución de las proteínas C-reactiva – que a menudo son vistos como un síntoma o causa de la inflamación.
A medida que la gente envejece, se vuelve más susceptible a la inflamación. De esta forma, los individuos con alto nivel de proteínas C reactiva son, en consecuencia, más proclives de ser víctimas de condiciones tales como la fragilidad y baja fuerza muscular. La inflamación es también un factor de riesgo conocido para la enfermedad cardiovascular.
Un estudio previo realizado por el Estudio de Salud Djousse de la Mujer, que sondeó a 26.000 personas, se había demostrado que las personas que bebían entre 5 y 14,9 gramos de alcohol por día – el equivalente a 1,86 unidades, o sea, una botella de cerveza o vaso pequeño de vino, tenían una menor riesgo de enfermedad cardiovascular que los que se abstuvieron o bebieron más de 15 g por día.
La inflamación fue, por otra parte, un 21% menor en aquellos que bebían moderadamente en comparación con los abstemios y 13% más bajos que en los grandes bebedores.
Declaraciones
El Dr. Luigi Ferrucci, director científico en el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, y uno de los autores de la Edad y Envejecimiento dijo: «Mientras que la evidencia creciente de que el consumo regular de pequeñas cantidades de alcohol, especialmente el vino tinto, puede tener beneficiosos efecto sobre la salud, todavía hay algunas dudas de que esta asociación protectora que se encuentra en estudio epidemiológico es atribuible a la abstención de alcohol de las personas que ya están enfermas».
«Se necesitan estudios longitudinales para arrojar más luz sobre esta cuestión, lo que tiene importantes implicaciones para la salud pública».
