Cuando un queso es algo más que un queso.
Hoy nos ha parecido que este artículo os iba a resultar de interesante y os iba a despertar curiosidad, por eso nos hemos animado a contároslo. Las cosas suelen tener un valor, incluso los alimentos, pero en ocasiones hay un valor difícil de medir que hace que algo valga más de lo que cuesta. Eso es lo que os contamos hoy que ha ocurrido con el último queso de la firma Páramo de Guzmán que fue subastado el pasado 29 de enero en la Casa de Arte y Subastas Durán de Madrid, en una subasta benéfica a favor de la ONG Educo, destinada a garantizar una comida a los niños más necesitados.
Y es que el año pasado, la quesería Páramo de Guzmán, sufrió un incendio que acabó con la totalidad de su producción y arrasó su quesería artesana de la cual se pudo salvar este queso que recientemente ha sido subastado.
Ya no es lo que cueste el queso, sino el valor que tiene ser el último de esta firma y el destino al que se dedican los fondos de la subasta lo que hace que este sea un queso único.
Páramo de Guzmán, firma de moda en el mundo del queso en los Estados Unidos con motivo del lanzamiento de la novela best seller The Telling Room de Michael Parterniti, corresponsal de prensa, quien viajó a España en el año 2.000 con su familia para conocer la historia de este queso, que diez años antes le había enamorado. Sin quererlo Parteniti, no solo conoció la historia del queso, también la de una familia y un pueblo, Guzmán. Todo lo que vivió y sintió lo ha narrado en su novela, lo cual ha hecho que este sea un queso que ha traspasado fronteras y que ha hecho que la última pieza sea objeto de una subasta.
Para quien no conozca este queso, Páramo de Guzmán es considerado un producto gourmet de los mejores a nivel internacional, avalado por los más prestigiosos concursos lácteos nacionales e internacionales. En su elaboración apuestan por un proceso totalmente artesanal respetando al máximo la materia prima, una leche que proviene de la más antigua de las razas castellanas, la oveja churra.
Los quesos se elaboran tan solo dos veces al año, en primavera y otoño, cuando los pastos tienen la más alta concentración de aromas y sabores que identifican a Páramo de Guzmán: tomillo, romero y salvia. Posteriormente pasa por una curación mínima de 12 meses.
Sabiendo lo exclusivo de su elaboración y de que era el último queso, no es de extrañar que tras varias pujas, el lote, que partía con un precio de salida de 60 euros, alcanzase un valor final de 275 euros, siendo adquirido por un particular a un precio de 110 euros el kilo.
Como ya dijimos, la totalidad de la recaudación ya ha sido destinada a la ONG Educo.
