¿Pagarías más por un vino con certificación ecológica?
¿Pagarías más por un vino con certificación ecológica? Debate que viene a colación por el reciente estudio realizado por el Sonoma State University Wine Business Institute, en el que realizaban una encuesta sobre si un vino ecológico o sostenible haría que el consumidor estuviese dispuesto a pagar más en el momento de su compra.
Primero debemos partir de que no es lo mismo un vino elaborado procedente de la agricultura ecológica, que un vino certificado ecológico, que biosostenible o natural. Pero en todos los casos hay un factor ‘plus’ en común que le da un valor añadido al vino que podría influir en que su precio, más elevado, sea aceptado por el consumidor final.
La encuesta, realizada de forma online, contó con un 26% de hombres y un 74% de mujeres (siempre en población de los Estados Unidos). Por edades, la generación millennial fue la que más aceptaba esto con un 65%, frente al 9% de la generación X y al 26% de los nacidos en el baby boom.
Resultados
En esto, ocurre como los buenos gallegos,: ‘depende’. Depende y mucho del sobreprecio que conlleve el ser de este tipo de vinos frente a los que no lo son.
En USA se aceptan tres tipos de vinos de esta forma: vino sostenible o certificado ecológico (preferido por el 44% de los encuestados), el biodinámico (preferido por el 36%) y el elaborado con uvas orgánicas (preferido por el 20%).
Como podéis ver, a medida que el sobreprecio aumenta, el consumidor reduce el interés por pagar más por cualquiera de los tres tipos de vino.
Lo que resulta curioso es el vino biodinámico que en los tramos de 1 y 2 dólares de sobreprecio, es el menos apreciado por los consumidores mientras que en los tramos de sobreprecio de 3, 4 y 5 dólares pasa a ser el más valorado y preferido. Parece que el concepto biodinámico en un vino implica que el consumidor esté dispuesto a aceptar el sobreprecio mejor que en los casos de vinos certificados orgánicos o elaborados con uvas certificadas orgánicas.
Lo interesante en este estudio es que nos lo preguntemos nosotros mismos. Por eso acabamos con la pregunta inicial: ¿Pagarías más por un vino con certificación ecológica? (o de cualquier otro tipo)
