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Visitamos la fábrica de Guinness en Dublín el Día Internacional de la Cerveza

Visitamos la fábrica de Guinness en Dublín el Día Internacional de la Cerveza, que fue el pasado viernes.

Este día tan significativo para los amantes de esta bebida se celebra el primer viernes de agosto. Y como no podía ser de otra forma, el equipo de Recetum se desplazó a uno de los templos de la cerveza a nivel mundial. Hablamos de la fábrica de la cerveza Guinness en Dublín.

Sin duda uno de los templos de la cerveza a nivel mundial y que, como en el caso de las grandes bodegas de vinos, es un centro de visitas de los amantes de la cerveza de todo el mundo como una actividad enoturística cualquiera en el mundo del vino.

Un complejo industrial dedicado al mundo de la cerveza con un museo propio que hace las delicias de los amantes de esta cerveza buque insignia de la cultura gastronómica irlandesa.

Y es que Dublín emana cultura de cerveza por los cuatro costados. No nos extraña que sea uno de los puntos de mayor visita turística de esta ciudad.

Conocida como Guinness Storehouse (el almacén de Guinness), es una edificación construida en 1904. Su destino original era el de emplearse como lugar de fermentación de la cerveza Guinness. Este fue su destino hasta el año 1988. Ya en el 2000, se abrió al público como lugar de peregrinación para los amantes de la cerveza.

Nada más entrar nos encontramos una copia del contrato de arrendamiento de la cervecería por 9.000 años. El mismo Arthur Guinness lo firmó allá por el año 1759.

Nos recibe una enorme ‘pinta’ como podéis ver.

Nos explican como solo cuatro ingredientes son la clave de esta cerveza: agua, lúpulo, cebada y levadura. La combinación perfecta de estos es la clave de su éxito.

Muchísima maquinaria antigua aparece en sus exposiciones. Las primeras cervezas que se hicieron en esta fábrica la emplearon.

Plantas del edificio

La visita va subiendo en el edificio a través de diferentes plantas. En la primera los utensilios artesanales.

Cuando llegamos a la segunda podremos ver las campañas publicitarias de Guinness a lo largo de la historia.

 

Ya en la tercera los visitantes tienen actividades interactivas para que conozcan sus conocimientos sobre el alcohol.

En la cuarta nos encontramos con la historia del edificio.

 

En la quinta planta, el visitante puede tirar su propia pinta.

Y como no podía ser de otra forma, tras la visita, se puede uno deleitar en el Gravity Bar. Un bar en la azotea con vistas de toda la ciudad degustando una pinta.