Uno de los postres que se considera de alta cocina y que es bastante complejo de que quede perfecto si no es a base de mucha práctica es la denominada ‘Crème brûlée’. Una vez que se le coge el punto no obstante es un postre sencillo.
Traducido del francés como ‘crema quemada’, es un postre que consiste en una crema cuya superficie se ha espolvoreado de azúcar con el fin de quemarlo y obtener así una fina capa crujiente de caramelo. Se prepara y sirve en recipientes individuales o en cazuelas muy pequeñas. Se aromatiza a menudo con vainilla, un licor, semillas o especias.
Realmente consideramos que es un postre muy rico y que se prepara en tres etapas. La primera incluye la cocción de los ingredientes en el fuego: crema espesa, yemas, vainilla, azúcar, etc. La segunda horneado. En la tercera la caramelización del azúcar que se ha espolvoreado en ésta etapa para formar una costra dura.
Es por lo tanto un postre en el cual contrasta la suavidad de la crema con su corteza.
Veamos como sería la receta tradicional de la Crème brûlée de toda la vida.
- 200 g de leche entera
- 100 g de yemas de huevo
- 75 g de azúcar blanquilla
- 250 g de nata
- canela en rama
- azúcar moreno para requemar
Lo primero es hervir la leche y la nata en un cazo en el cual pondremos también la rama de canela. Cuando rompa a hervir lo dejamos reposar unos 30 minutos tapado y mientras ponemos el horno a calentar a unos 120º, depende del tipo de horno.
Mientras batimos las yemas con el azúcar y lo echamos a la mezcla pasados los 30 minutos colándolos.
Llenamos los recipientes auq vayamos a meter en el horno y, dependiendo del horno entre 75 y 90 minutos los hornearemos. Los sacamos y los dejamos templarse o enfriarse, momento en el cual pondremos por encima el azúcar moreno y lo quemaremos con un soplete de cocina.
