Como en otras muchas ciudades andaluzas, donde la presencia árabe duró muchos siglos, la influencia de esta cultura en los monumentos que nos podemos encontrar por Málaga es un rasgo común. Si el visitante llega a la ciudad y pasea por sus calles con el ánimo de visitar sus principales monumentos, debe se saber cuáles no puede perderse en su paseo.
De esta forma el visitante de Málaga deberá sin duda visitar la Alcazaba, el Castillo de Gibralfaro, la Catedral y el Museo Catedralicio y como no, el Teatro Romano. Vemos claramente la mezcla de culturas que han convivido en esta ciudad a lo largo de los siglos.
La Alcazaba se trata de un palacio fortaleza de los gobernantes musulmanes de la ciudad que fue construido en su mayor parte en el siglo XI y es uno de los monumentos emblemáticos de la capital malagueña.
El Castillo de Gibralfaro se edificio en el siglo XIV para albergar a las tropas y proteger a la Alcazaba, debido al uso generalizado de la artillería.
La Catedral y el Museo Catedralicio datan de los siglos XVI al XVIII. La Catedral de la Encarnación se levanta en el lugar que ocupara la Mezquita-Aljama, o mezquita mayor de la ciudad, durante los ocho siglos de dominio musulmán. Iniciada su construcción en la primera mitad del siglo XVI y continuada a lo largo del XVII y XVIII, es obra inacabada a la que falta el remate de la fachada principal y completar la torre sur; alberga el Museo Catedralicio.
El teatro romano, anterior a la conquista musulmana, data del siglo I d.c. y se encuentra ubicado al pie de la Alcazaba. Fue descubierto en 1951 cuando estaba llevando a cabo la realización de un jardín que se iba a encontrar en la entrada de la Casa de la Cultura.
Muestras todas estas edificaciones de los monumentos indispensables a visitar por cualquier turista en Málaga.
