Catamos O Vello Bodegueiro Albariño 3
Notas de cata Vinos

Catamos O Vello Bodegueiro Albariño

O Vello Bodegueiro Albariño

Otro de los muy gratos descubrimientos, en este caso en materia de vinos blancos, que hemos podido disfrutar en Fevino 2017, ha sido este vino, O Vello Bodegueiro Albariño en su añada del 2016, o sea, un vino recién salido al consumidor y que nos ha dejado unas sensaciones excelentes. El nombre del vino viene de Don Elisardo Lago quien en 1965 comenzó a elaborar vinos para la que hoy es esta bodega, Bodega O Vello Bodegueiro.

Por eso nos encontramos con un vino que emplea uvas procedentes de viñas de 50 años de edad con otras de menor número consiguiendo una buena conjunción de los mejores aportes de ambos tipos de uvas, siendo todas Albariñas procedente de la zona del Valle do Salnés en la provincia de Pontevedra, por lo tanto, un vino adscrito a la DO Rías Baixas.

Y lo destacamos porque nos ha parecido un Albariño diferente a los estándares habituales que se están haciendo de unos años para acá en esta denominación gallega. Un vino que representa la esencia de los Albariños sin mayores pretensiones que destacar lo bueno que de por sí poseen estos vinos. Desde nuestro humilde punto de vista, es un vino que para aquellos que no hayan probado antes esta varietal o que aun no la conozcan mucho, van a conocer de pleno la grandeza de este tipo de vinos.

Lo definiríamos como un vino de los que hace que une se enamore de una uva y de sus vinos.

Estamos ante un vino que nos deja un color dorado muy cristalino, brillante, limpio, un color que parece que te hace entrar en la copa y ver el mundo a través de ella. En movimiento presenta ciertos ribetes verdosos, muy varietales, que dejan ver la juventud y frescura que tenemos delante.

La intensidad en nariz no es muy elevada, diríamos una intensidad media, pero si es muy nítida, franca y compleja. Une unos toques frutales a fruta tropical con ciertos toques cítricos. Todos acompañados con un toque mineral y una acidez muy contenida y que permite envolver todos los aromas con gran finura.

Posee una entrada en boca fresca, suave, como los buenos albariños que, al pasar por boca, cobra fuerza, se amplía a todo el paladar y deja esa carga frutal tan característica de los Albariños, acompañada de una acidez que nos ha parecido perfecta.

Un vino espectacular que invita a seguir bebiendo y del cual nos hemos quedado con las ganas de realizar un maridaje con alguna receta, ya que es ideal para fortalecer algunos platos y para contraponerse a otros, todo dependiendo del gusto de cada comensal.