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¿Maridamos habanos y licor? ¿Un arte?

El maridaje entre el cigarro habano y el licor es uno de «los reyes indiscutibles» de la sobremesa, según asegura el sumiller Roberto Buonaiuto, quien ha calificado de «excelencia» la unión de ambos productos.

Buonaiuto, que finalizó cuarto en el Concurso Mundial «Habano Sommelier 2012» celebrado en La Habana, ha lamentado la imposibilidad de poder disfrutar «del placer de fumar puros» por imperativo legal, ya que considera que esta «ceremonia» nada tiene que ver con fumar cigarrillos.

Para defender este «ritual del puro» realiza sesiones para adentrar a los aficionados a este «placer» en Cuba y sus cigarros y, comprobar así «la explosión de matices que son capaces de ofrecer el habano ante un buen maridaje».

El gusto por los buenos puros, así como por los buenos vinos, es «todo un arte», en el que no se fuma sino que «se saborea», porque cada fumada debe ser «una experiencia de intenso placer para el paladar», ha reiterado Buonaiuto.

Durante sus sesiones, marida habanos como un Hoyo de Monterrey Epicure número dos y un Partagás serie DN número 4 con un trasañejo Pedro Ximénez Don Juan y un Brandy Gran Reserva 1885 Edición Limitada de 34 años.