Catamos Edizione del Fondatore di Mondelli Chianti Riserva 2013. Ni que decir tiene que estamos ante un vino de Italia.
A diferencia de otros vinos poco conocidos que catamos de otros países, en este teníamos puestas buenas expectativas. Ya sabíamos que no era un Chianti Clásico (garantía de éxito). Pero si estábamos ante un Riserva. Eso en Italia supone que ha tenido un envejecimiento especial en el sótano de la bodega. Además, la legislación italiana reconoce este término en vinos de mejor calidad que los que no la tienen.
Y las expectativas no se han cumplido del todo por desgracia.
En copa prometía mucho al servirlo. Pero al acercarlo a la nariz, lo que esperábamos no estaba allí. Se perciben bastantes toques a frutas como arándanos, algo habitual, a cerezas amargas, con cierto toque procedente del envejecimiento. Pero no da la sensación de estar muy bien conjuntados. Impactan demasiado en la nariz sin llegar a envolverla.
Y en boca pasa algo similar. Entrada amplia pero la carga frutal consideramos que se muestra demasiado amarga. Eso hace que se vuelva un poco fuerte para nuestro gusto, no porque sea complejo, sino porque se vuelve algo pesado.
Sinceramente, esperábamos algo más de un Chianti Riserva.
